jueves, 8 de enero de 2009

Prodigy- The fat of the land

En Santander me ha dado por hacer revival y rescatar algunos de los cds que dejé sin llevar a Madrid. Este en concreto estaba al final de una hilera entera de cds, olvidado y aplastado, no accesible sin un cierto esfuerzo físico. Es una buena metáfora de lo que pasó con Prodigy, ¿no?, ellos que fueron lo más famoso en un cierto momento, ahora dónde andan, más que al fondo de un montón de recuerdos. Hace posiblemente diez años o más que no escuchaba The fat of the land, y por alguna razón he decidido recuperarlo, y debo decirte que me ha gustado. Este disco, como recordarás, lo esperábamos todos como agua de mayo, tras alucinar con los primeros singles, Firestarter y Breathe. Yo fui a comprármelo en cuanto supe que había salido. Supongo que, cuando no sabes mucho de techno, no conoces aún nada de la gente de la DHR y tienes 16 años, Prodigy están muy bien, pero recuerdo a muchos, como tú mismo, buenos navegadores por el mundo de la electrónica, encantados con este grupo de visos punk, look más o menos estrafalario, atmósfera nerviosa, música tal vez no rompedora, quizás no genial, pero que en aquel momento, sobre todo con los dos temas que he citado, se me acoplaba al cerebro con un cierto sentimiento de justicia, de que era la música adecuada a un momento. Ahora, lejos de ese momento, lejos del instituto, de los padres y las adolescentes de cuerpos desafiantes, The fat of the land me sigue pareciendo un buen disco, demonios. Tiene un diseño horrible y sus momentos mejores y peores, pero la portada me hace mucha gracia y todas las canciones están bien. El comienzo, con Smack my bitch up (¡qué videoclip!), Breathe y Diesel power, es contundente, espectacular, y encima junto a temas cañeros como Serial thrilla o Firestarter hay otros como Mindfields, Narayan o Climbatize, más tranquilos, bien desarrollados, hermosos a su modo. ¡No sé, me gusta! ¿Acaso no puedo separar la escucha de aquella época, y superponer la guerra a la tristeza, el temblor de la muerte al del deseo, los colores vibrantes del espectáculo a los destellos del asfalto húmedo tras la lluvia que tanto me han hipnotizado siempre? Digan lo que digan, la adolescencia es el frente de batalla; después de ahí, todo es vivir en la retaguardia.


¿Me parezco mucho a Garci?


Puedo estar siendo injusto con ellos, porque yo no les he escuchado más que este cd, pero es lógico que Prodigy duraran, en lo alto, apenas lo que dura la adolescencia, la ESO, la FP. Sea como sea, en este disco al menos, son buenos.

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